Que cómodo era apoyar el perfil de la cara sobre el libro
y resbalar el peso del cuerpo sobre la arena seca.
Dormir un sueño corto y confusamente placentero,
despertarse con marcas en la piel:
los muslos en espiral,
las mejillas triangulares,
el vientre vacío y recto.
Qué cómodo era encontrarse las sábanas calientes,
un cuerpo familiar al que sujetarse al lado,
el olor a crema hidratante,
el perfumen de siempre,
y solo cuando llovía: el color de la naturaleza tras la ventana.
y resbalar el peso del cuerpo sobre la arena seca.
Dormir un sueño corto y confusamente placentero,
despertarse con marcas en la piel:
los muslos en espiral,
las mejillas triangulares,
el vientre vacío y recto.
Qué cómodo era encontrarse las sábanas calientes,
un cuerpo familiar al que sujetarse al lado,
el olor a crema hidratante,
el perfumen de siempre,
y solo cuando llovía: el color de la naturaleza tras la ventana.
1 comentario:
Pasan tantas cosas tras las ventanas...
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