sábado, 24 de mayo de 2008

Con esa forma tan absurda que tiene el ser humano
de resumir las cosas hasta hacerlas irreconocibles,
perdiendo su valor,
su presencia, el placer de lo original.

No así.

Yo te llamo por tus nombres
y apegos.
Entre la ortografía
y la música, buscando tus significados,
perdiéndonos en la distancia de los besos encubiertos.
Entre el frío a sangre descarnada
y la destemplanza que baña mis secretos,
retorciendo al corazón que se estremece.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te leo y despiertas en mi sensaciones intensas. Leerte en muchos casos es como escuchar buena música; durante lo que dura la lectura, no existen más palabras que las que tú has decidido escribir, cada una tiene su valor, unas duelen, otras dan miedo, otras producen placer, y en conjunto crean un cúmulo de sensaciones que alteran mi estado durante unos minutos.

Alberto Ayala dijo...

Se me hace complicado decirte algo nuevo después de lo que te han comentado ya; te vale un beso?

Muá!