miércoles, 26 de noviembre de 2008

Aún mantenía en su regazo la humedad de la travesía finalizada.
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Recostada sobre un hombro, le daba la espalda al trozo de mundo en el que ahora se resumían todos sus días.
Sentía el movimiento del corazón dentro del pecho, le pareció que estaba algo descompasado, sin ritmo, vacío ya de esa sangre oscura que se retiene antes de cada batalla.
Notó como unos dedos le atravesaban la espalda hasta llegar al obligo, quedándose tumbados, casi sin fuerzas, con todo el peso del amor ya ofrecido. Poco a poco fue retrocediendo sobre el colchón, primero los pies, luego las caderas...
hasta percibir como el pecho palpitaba contra su espalda.
Fijó la mirada en algún punto de la oscuridad, y quiso que esa imagen imperturbable vertiera sobre ella una ola de sueño que le permitiera ser algo inconsciente hasta el día siguiente.
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No hubo vertidos, ni ojos cerrados, eso sí, la oscuridad permaneció quieta en el mismo lugar, durante toda la noche.
...

4 comentarios:

María dijo...

Tengo ganas de verte, cosas que contarte y un libro que darte.

He estado viendo fotos de playas, granadas y málagas y quiero que volvamos a ser amigas de esas que se ríen todo el rato y que se dan besitos y abrazos ¿qué me dices?

Sigue escribiendo así querida :-)

Mayor Tom dijo...

Me recordó tanto a mis cientos de pensamientos errantes sobre retazos inconclusos de mi pasado que no pude evitar comentarlo.

Tienes talento, aunque yo defienda que el talento no existe.

Te quiero pequeña L

Anónimo dijo...

Sin duda te estás convirtiendo en toda una ESCRITORA. Cómo cabe tanto dentro de un cuerpo tan pekeño??...=). Como alguien me escribió una vez en un papelito, que con cariño tengo pegado en la pared de mi cuarto..."Te quiero one travel"...^^!

Anónimo dijo...

Hoy te doy las gracias. Mi actualización de hoy, nació de tus lagrimas de ayer....^^!!...=*!!