lunes, 29 de septiembre de 2008

Mientras el agua se arrastraba,
como espermatozoides en fuga,
a donde le empujara el viento y la velocidad,
nosotros recorríamos aquellos kilómetros desconcertantes
esquivando perros perdidos y estaciones de servicio oscuras.
La noche se cerraba en paralelo y de reojo la veíamos morirse a nuestro lado.
Con el pie puso freno a un sueño intermitente,
algo sobre habitaciones separadas y escenas de ciencia ficción,
y los vimos alados subir con confianza,
embarcarse en ese imprevisible camino que debíamos recorrer.
No sabíamos que no teníamos nada que perder
salvo las horas en pos del detalle,
los ojos como diccionarios abiertos,
con palabras y guiños en idiomas que pudimos descifrar gustosamente
con el uso delicado del tacto.

2 comentarios:

Lara dijo...

esto es un microrrelato estupendo


lib! ¿vendrás el día 31 a la presntación en Sevilla del libro nuevo? es en el mismo sitio... a las 18:30... ¿vendrás, y te quedarás luego a los vinos?

Mayor Tom dijo...

Este texto merece más que un puñado de visitas al año.

Eres toda tinta y pluma, suave y dejas marca.