Sale del bar, pasa por El Cerezo y mientras piensa que no quiere gastarse su miserable salario en una noche de fiesta en una discoteca donde le servirán posiblemente una bebida que mañana recordará siempre. Se alegra de que su madre no le haya permitido nunca hacerse tatuajes, no le gusta la gente que va con la cara y la nuca tatuada, nunca sabes por dónde te van salir (su sueldo tampoco se lo hubiera permitido). Su próximo jefe está tomando una relevante decisión bebiendo cerveza en una terraza.
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1 comentario:
Y él está dejando que sus propias decisiones pasesn sin darse cuenta por su cabeza no tatuada...
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